Está de más decir que, casi cada día, era la última en levantarme de la mesa y, en mi empeño por no comer nada que no tuviera "el color o aspecto adecuados", terminaba sola... y con la comida fría.
Me gusta pensar que, si los platos hubieran tenido un aspecto más divertido para una niña con la cabeza en las nubes como yo, todo hubiera sido diferente.
A continuación veremos algunas formas muy creativas de presentar la comida, que de seguro le serán muy útiles si tienen hijos como yo o, peor aún, que tienen por hobbie lanzar por los aires la comida que les sirven. Sin más que decir...
¡Creatividad al poder!
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