Espacio... Además de los conocimientos, la experiencia y creatividad, la principal herramienta de un interiorista es saber manejar el espacio.
A muchos les gusta disponer de áreas importantes que les permitan desplegar todo su talento haciendo obras grandiosas pero, ¿que pasa cuando dispones de un espacio limitado? ¿Qué pasa cuando la dificultad está en utilizar cada m2 de manera inteligente y encontrar el lugar preciso para cada objeto?
Probablemente ese fue el principal problema del equipo de Torafu Architects cuando se enfrentaron al diseño del local comercial del productor de dulces y caramelos artesanos Papabubble, en Tokio.
La tienda de dulces de Barcelona Papabubble hace mucho que traspasó las fronteras españolas para endulzar a muchas otras otras ciudades.
Su local comercial en Tokio está ubicado en la estación JR Shinjuku, una de las principales estaciones de ferrocarril de la ciudad japonesa. La tienda, de tan sólo 10m2., alberga un pequeño "art candy store" que destaca y llama mucho la atención de los viajeros de la estación por los colores y materiales utilizados, que le dan personalidad y contrastan con su entorno, lleno de señales de colores y filas de tiendas alineadas.
El reto del diseño fue crear una tienda que aprovechara al máximo el espacio con una buena exposición del producto y que, al mismo tiempo, proyectara una imagen de marca con carácter, fácilmente reconocible, que fuera llamativa y agradable para el gran volumen de personas que pasan cada día por la estación.
Torafu Architects planteó la tienda como un expositor y un letrero al mismo tiempo. Utilizó la poca profundidad del local en su beneficio, planificando la tienda de forma que la pared trasera funcione como un gran rótulo o letrero con el logotipo de PapaBubble.
Por otro lado, intentaron establecer la tienda como un espacio aparte y separado de la línea de tráfico de la estación mediante el contraste que crean el suelo, paredes y techo negro con su entorno, basado en los tonos blancos y grises.
Al mismo tiempo el negro del "envolvente" contrasta también con el tono claro de madera natural del mostrador de caja, logrando una combinación de colores agradable y elegante, que se aleja de los colores brillantes y chillones a los que nos tienen acostumbrados las tiendas de dulces.
La pared trasera funciona también como un display en el que los productos se colocan directamente sobre estantes de cristal, casi imperceptibles desde la distancia. El logotipo de Papabubble aparece también incrustado en el mostrador de caja, tomando la idea de que un caramelo revela siempre el mismo patrón, sin importar donde se corte.
Si algún día se cumple mi sueño de visitar Japón, es más que seguro que me tomaré unos minutos para pasar por la estación JR Shinjuku de Tokio, sólo para visitar la tienda de golosinas Papabubble y, ¿cómo no? Probar algunos de sus caramelos artesanos.
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